Reseña

LA DOBLE VIDA (novela)
“VIDA NOVELERA Y NOVELESCA” por Haydée M. Jofre Barroso
(La Nación, 16/05/93).
Aunque no es nuevo el recurso de marcar en un mismo libro dos relatos, el de la vida del autor y el de la novela que él va creando, hay que reconocer que Luisa Peluffo lo hace bien en La doble vida.
No le falta experiencia y acierto en los desafíos que se lanzó a sí misma la autora de Todo eso oyes, novela que recibiera el Premio Emecé del período 1988-89. Tanto en su poesía como en su narrativa ella ha demostrado mano firme para encarar sus temas, y un estilo suelto, natural y a veces desenfadado, sin excluir a la poeta que late siempre en su sensibilidad de novelista.
Tampoco es original la historia de una mujer que voluntariamente se recluye en el interior para novelar personajes y lugares reales, contando al mismo tiempo la historia de su tarea. Luisa Peluffo agrega a esta determinación autoral su intención de ir adelantando al lector el programa de su trabajo de escritora – “En los próximos capítulos introduciré a Cándido y Carmelo, los dos hijos que tuvo Gregorio San Román con Vanessa” – y aún hacer sana y legítima tribuna de sus conceptos y las exigencias litararias de su libro – “¿Existe algo llamado estilo? Estilo debe ser el ritmo. Pero el ritmo, por lo menos en poesía, es la respiración”.
Mal que le pese, ella tiene estilo; original en su traslado al papel de anécdotas descabelladas o de acotaciones reflexivas; en su rigor para controlar la imaginación cuando tiende a descarrilarse o a tornarse excesivamente expansiva; en sus metáforas conscientes y sus delirios rescatados por la poesía, o en su empeño por los trazados temáticos lineales, su fluída manera de contar, y la limpidez de sus recursos.
No importa que su personaje sea una inventora de irrealidades a la que la vida enfrenta con sus criaturas y su verdad. Importa mucho más ese perderse en en la doble vida novelera y novelesca, ese encontrarse con que sus personajes dicen las cosas que forman parte de su Yo y de la misma manera en que ella lo hace. ¿Acaso no es parte del hecho literario que el escritor se repita en sus personajes? ¿Que les robe a ellos ideas, palabras e inquietudes? ¿Qué importa que la escritora creada por Luisa Peluffo vea desbaratada por la realidad las estructuras de su fantasía, o que el andamiaje de su ficción amenace con ahogarla? A menudo es la venganza de los personajes cayendo sobre el escritor. O la venganza de la literatura ¿por qué no?
De todas maneras, este doble relato vale como una experiencia de “doble vida”, como se dice en el título de esta novela que, repitiendo esquemas ya conocidos, es distinta. Esa es su originalidad.