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Reseña

TODO ESO OYES (novela)
PATAGONIA MÁGICA Imaginación, poesía y buena escritura por Cristina Piña (La Gaceta, 27 de agosto de 1989)

Si bien insistir en los recortes genéricos a esta altura de la experiencia literaria del siglo puede resultar retrógrado, creo que cualquiera que lea esta primera novela de Luisa Peluffo, percibe que la autora viene de la poesía. Y no porque recaiga en híbridos como la “prosa poética”, sino porque su extrema libertad para articular las voces que constituyen su novela y su forma de narrar, más a partir de lo no dicho, de la elipsis, que lo explícito, denuncian una relación eminentemente poética con el lenguaje. También lo hacen su alternativa sumisión a y prescindencia de los recursos de verosimilitud y su osadía para mezclar, en el concierto de voces humanas, la del mar o la de la nieve.

 

Es cierto que podríamos rastrear antecedentes específicamente novelísticos para esta sugerente manera de narrar – el Rulfo de Pedro Páramo, directamente convocado por la autora a través del epígrafe que abre el texto; la Sara Gallardo de esa memorable novela que es La rosa en el viento, cuya ambientación patagónica refuerza la vinculación con la de Peluffo -, pero coincidirán conmigo en que, tanto Rulfo como sara Gallardo, son poetas de la narración y que sus textos tienen esa peculiar tensión entre mundo imaginario y lenguaje que asociamos a la novela lírica.

 

Ahora bien, que Todo eso oyes, sea la novela de una poeta no le quita un ápice de su validez narrativa, la cual se confirma en la creación de un mundo a la vez entrañable, reconocible y mítico, donde los datos de la realidad histórica del país – desde el gobierno conservador a los horrores del Proceso, pasando por los avatares del peronismo -, se tejen con historias a la vez disparatadas, tiernas y violentas o tan leves como la voz de la imaginación, protagonizadas por figuras simultáneamente legendarias y llenas de carnadura. Un orbe mágico que en cada línea testimonia la felicidad de crear desde un lugar de la escritura a la vez lúcido, consciente y libre.

 

Porque detrás de esa estructura laxa, que deja amplios tramos de las historias entrecruzadas sin relatar, que juega con las voces narrativas y embrolla el tiempo o la genealogía, que critica y aprueba su propia manera de contar los hechos desde el texto mismo de la novela, que finalmente se convierte en lenguaje liberado de toda voz narrativa que se dice a sí mismo; detrás de toda esa aparente espontaneidad, hay una inteligencia narrativa poco habitual. Y junto a ella, surgen un vasto conocimiento literario, un humor que transforma en parodia el amplio sistema de ecos culturales e históricos que maneja la autora y una aguda conciencia de que hay ciertas historias que sólo pueden contarse a partir de una finísima ironía.

 

Quedaría por fin, en este recuento de virtudes, destacar el hecho de que la novela elija como ámbito ese territorio prácticamente virgen para la imaginación literaria que es la Patagonia.

 

Todo eso oyes  - distinguida con el premio Emecé 1988/89 -, cuya lectura recomiendo pues, como dije, hay tanta imaginación, poesía y buena escritura en ella, que resulta una fiesta para el adicto a la literatura de calidad.

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