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Reseña

LA DOBLE VIDA (novela)
“LA DOBLE VIDA” por Irene Ferrari (La Prensa, 23/05/93).

Cuando se aborda La doble vida, se tiene la engañosa sensación de  no estar leyendo una novela, sino las anotaciones que la preceden. Un fragmentado hilo argumental, comentarios y apuntes van creando la ilusión de tener entre las manos los papeles privados de una novelista, más que una obra acabada.

 

Sin embargo, la historia de amor y muerte de la familia San Román, aparece entera y sin cabos sueltos. Quien la narra es una escritora de Buenos Aires que llega con su marido a un pueblito patagónico y escucha las habladurías de la gente del lugar sobre Gregorio San Román, su hermana Joaquina – la que hacía pesebres de Navidad hasta invadir toda la casa - ; el viejo San Román y su relación con la cocinera; Vanessa – primera mujer de Gregorio y madre de Carmelo y Cándido – y Francisca, su segunda mujer. Cada uno de ellos inspira a la narradora la ficción que va desarrollando en sus notas junto a posibilidades que después no utiliza, reflexiones sobre el material narrativo y asociaciones con sus propias experiencias. Define estas páginas como “requechos de historias que van surgiendo de un borrador interminable”.

 

En el segundo plano, aquel en el que la novela se comenta a sí misma, hay espacio hasta para la confrontación final entre los San Román imaginados y los reales. Irrumpen otros datos biográficos que Luisa Peluffo presta al personaje de la narradora con quien comparte, además del oficio – que incluye la docencia en talleres literarios – la geografía patagónica, opiniones y algunas escenas.

 

No se nos escapa que este plano y esos personajes que denominamos “reales” no lo son, sino que forman parte de un juego de espejos. No es casual que el nombre San Román  evoque el sonido de las palabras sans roman, “sin novela” en francés.

 

La metamorfosis de la realidad – siempre disimulada, siempre secreta en la ficción – se vuelve en este caso transparente y parte esencial de la trama.

 

La historia de la familia y el retrato de los personajes que la componen están trazados con fuertes pinceladas, sin debilidades ni cobardías, a la vez que con ternura, pasión y humor. En cuanto al segundo plano, el meta literario, resulta un festín para quienes disfruten de esta clase de juegos. Inteligente y hábil, Luisa Peluffo brinda la oportunidad de espiar en sus borradores llenos de trampas, y el lector la sigue, curioso y divertido, queriendo saber adónde irá a parar la novela.

 

Por otra parte, la autora de Todo eso oyes, Conspiraciones, y La otra orilla es dueña de un estilo vigoroso que produce su propia cuota de placer.

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